Imaginamos que sería este el buhito...
el que tan animado por la primavera
andaba llamando tanto,
al que las noches se le quedaban cortas
y seguía por las mañanas...
Debió quedarse traspuesto,
rendido ya de madrugada,
justo en el filo de la chimenea...
Menudo susto se llevaría al caer ¡¡¡
Nosotros lo encontramos
detrás del cristal del hogar de la chimenea,
aleteando para poder salir.
Lo sacamos con cuidado
y Carmen le examinó las alas.
Para después dejarle tranquilo
y lanzarlo a volar ¡¡¡
Pobre cárabo, qué pesadilla de noche...
y qué cara de sueño ¡¡¡