La devoción de Córdoba al Arcángel San Rafael comenzaba en el S. XIII, cuando se apareció a Fray Simón de Sousa, y libró a la ciudad de la peste que asolaba la región.
En el siglo XVI, se apareció Rafael de nuevo y al Padre Andrés de las Roelas, confirmó su encargo divino:
“Yo te juro, por Jesucristo Crucificado, que soy Rafael, Angel a quien Dios tiene puesto por guarda de esta ciudad”.
En su honor, Córdoba, agradecida, guarda y exhibe a San Rafael en sus calles, plazas, iglesias y monumentos, inundando de su figura cada rincón de ella, con hermosos “triunfos”.
De 1651 data el más antiguo Triunfo de San Rafael, la estatua que fue colocada y continúa en el puente romano:
“Un solo pez en el agua
que a las dos Córdobas junta:
blanda Córdoba de juncos,
Córdoba de arquitectura.”
“Un solo pez en el agua
dos Córdobas de hermosura.
Córdoba quebrada en chorros.
celeste Córdoba enjuta.”
F. García Lorca
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