Llegado de Zamora, el rey Fernando III, el santo, instaló su Real Sitio en esta atalaya árabe.
Allí se quedó cinco meses con sus tropas, hasta que de la ciudad salieron todos los mahometanos con lo que pudieron transportar sobre sus espaldas.
El 6 de julio de 1236 entró triunfante en Córdoba San Fernando y colocó el estandarte real y la cruz de Cristo sobre el alminar de la Gran Mezquita.
La historia del Santuario de Linares cuenta que en un hueco en el muro de esta torre colocó el rey la imagen de la Virgen Conquistadora y Capitana, devocionada desde entonces en Córdoba y conocida como Virgen de Linares. Año tras año es festejada con una popular romería a comienzos de mes de mayo.
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