El girasol (Helianthus annuus) pertenece a la familia de las Asteráceas, y está claro que de todas sus primas las "estrellas" él es el sol...
Su nombre describe su "capacidad heliotrópica", pues su inflorescencia gira a lo largo del día mirando hacia el sol.
Es originario de América, donde era cultivado desde el año 1.000 a. C.
Pero mucho antes de que los españoles trajeran los girasoles a Europa, la mitología griega ya tenía escrito su mito.
Y se trata, por supuesto, de una historia de amor, la de la ninfa Clytie que enamorada de Apolo lo observaba diariamente, desde que salía de su palacio por la mañana hasta que llegaba al oeste por la tarde.... y acabó convertida en un girasol que, sin olvidar su amor por el sol, le sigue todos los días, y así será por los siglos de los siglos...
El mito de Clytie se refería a otra planta heliotrópica, probablemente la caléndula.
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