"Erase una vez un ratón que vivía en una humilde madriguera en el campo. Tenía una cama de hojas, un cómodo sillón, y flores por todos los lados. Cuando sentía hambre, el ratón buscaba frutas silvestres, frutos secos y setas, para comer. Además, el ratón tenía una salud de hierro. Por las mañanas, paseaba y corría entre los árboles, y por las tardes, se tumbaba a la sombra de algún árbol, para descansar, o simplemente respirar aire puro. Llevaba una vida muy tranquila y feliz..."
martes, 2 de noviembre de 2010
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8 comentarios:
Me encanta ese cuento. :-)
Besos
hola Elvira¡¡
prefiero ser ratón de campo, jejejeje¡¡¡ la vida tranquila y sencilla...
besos
¡Cuántas horas he dedicado con algunos amigos naturalistas a la observación del ratón de campo!
¡Qué buenos recuerdos!
Ahora, veo más ratones de ordenador que de campo.
Saludos.
... lo que no entiendo Pilar es cómo puede haber gente que sienta miedo de un ser tan diminuto y simpático como éste...
Besineeessss
Me ha encantado el cuento, Pilar.
Ratón de campo, de biblioteca o de ordenador, como ha dicho F.Javier, lo importante es sentirse a gusto allí donde se está, esa es la autñentica libertad.
Besitos.
Hola, Fco Javier¡¡
son simpáticos los ratoncillos de campo... y cómo corren¡¡¡
saludos¡¡
Sí Angel¡¡ es raro que tanta gente les tenga hasta pánico... cuando son tan pequeñitos, inofensivos y simpáticos¡¡¡ qué manías¡¡¡
besinessss
la auténtica libertad, Montse¡¡¡
qué razón tienes¡¡¡ cada cual donde se sienta más a gusto¡¡¡
besitos
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