viernes, 27 de noviembre de 2009

Abderramán III






Abderramán III, el califa cruel

Sucedió a su abuelo Abderramán I a la edad de veinte años. Durante los primeros años de su gobierno, Abderramán III se dedicó a sofocar todas las rebeldías y a unificar los territorios andalusíes bajo su mando. Quizás sus más importantes logros fueron la sumisión de Toledo y la derrota de Omar al Hafsún, señor de gran parte de la Andalucía Oriental. Así formó un autentico Califato.

Bajo su mandato, la ciudad de Córdoba alcanzó el millón de habitantes, disponía de mil seiscientas mezquitas, trescientas mil viviendas, ochenta mil tiendas, innumerables baños públicos, setenta bibliotecas, una universidad, una escuela de Medicina y otra de traductores.

Amplió la Mezquita –Aljama incluida la reconstrucción del alminar y ordeno edificar la ciudad palatina más bella del mundo...Madinat Al Zahara.

Abderramán fue un hombre de personalidad brillante, a la vez de astuto, impetuoso y culto. Tenía fama de violento pero sobre todo de cruel…


De piel blanca, ojos azules y rostro atractivo. Por sus rasgos tan poco comunes para su raza, se teñía la barba de negro para parecer un verdadero árabe.
Tenía buena facha, aunque algo recio y rechoncho. Sus piernas eran cortas hasta el extremo de que el estribo de su silla de montar, bajaba apenas un palmo de ésta. Cuando montaba a caballo parecía alto, pero a pie, resultaba bastante bajo.

Apasionado por el lujo y la pompa, fue censurado públicamente por el Cadí porque dejó de cumplir sus deberes religiosos en la Mezquita Aljama tres viernes seguidos cuando dirigía con entusiasmo las obras del «Gran Salón del Califato» en Medina Azahara, cuyos muros quiso revestir de oro y plata.

También abusaba de la bebida y le gustaba divertirse a costa de sus visires azuzando a unos contra otros.

Su crueldad tenia fama , ya que podía ser sanguinario más allá de todo límite. Quiso ver con sus propios ojos la muerte de su hijo sublevado Abd Allah, y lo mandó ejecutar en el salón del trono, en presencia de todos los dignatarios de la corte, para escarmiento general.

Según Ibn Hayyan (Historiador Omeya) , llegó a hacer colgar a los hijos de unos negros en la noria de su palacio como si fueran arcaduces hasta que murieron ahogados.

Su brutalidad con las mujeres del harén era notoria. Estando borracho un día, a solas con una de sus favoritas de extraordinaria hermosura en los jardines de Medina Azahara, quiso besarla y morderla, pero ella se mostró esquiva e hizo un mal gesto, el Califa montó en cólera y mandó llamar a los eunucos para que la sujetaran y quemaran la cara, de modo que perdiera su belleza.

Cuentan algunos escritos de la época que el Califa utilizaba los leones que le habían regalado unos nobles africanos para castigar con más saña a los condenados a muerte.

De sus esposas y concubinas tuvo once hijos varones y dieciséis hijas.

Pero Abderramán III, a pesar de tener todo Al- Andalus en sus manos no fue muy feliz y cuenta la historia que tenia una especie de diario en el que hacía constar los días felices y placenteros marcando el día, mes y año. De los 70 años que vivió, de ellos 50 reinando, tan sólo quedaron reflejados en ese diario catorce días felices.

No hay comentarios: